Solo pasamos una noche. Llegamos muy tarde, pedimos perdón por las horas y agradecimos varias veces que nos dejaran dormir. Quitando esto, al dueño le falta mucha simpatía, habla a la defensiva continuamente. Nos advierte sobre las limitaciones que podemos encontrar a la hora de hacer rutas de senderismo por los alrededores. Al parecer los vecinos andan molestos, el también.